¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?
Respecto a este planteamiento puedo señalar enfáticamente que no, a pesar que durante mucho tiempo esta fue la manera que la mayoría de los maestros constatábamos si un alumno había o no “aprendido”, al término de un proceso o actividad; de un mes o semestre; fuera de manera escrita u oral o resolviendo una guía y listado de “problemas”. Aun en estos tiempos, muchos docentes y facilitadores estamos empleando como un instrumento vigente de evaluación de aprendizaje, los llamados exámenes o cuestionarios finales.
A pesar que desde antes del 2004, algunos docentes ya estábamos inmersos en los cambios que se avecinaban, en cuanto a la reforma educativa, no teníamos una idea muy clara que se pretendía o cuáles eran sus propósitos. Se hablaba de la implementación de nuevas formas y metodologías de enseñanza-aprendizaje; del cambio del papel del maestro y del alumno en el proceso de aprendizaje. De establecer la educación basada en el desarrollo de competencias, considerando el resultado de los aprendizajes. Pero todo eso no estaba muy claro como se iba incluir en esta nueva reforma educativa, cuando menos para muchos de nosotros en nuestro plantel. De las cosas que más énfasis se hicieron, fue el de la evaluación de los aprendizajes; hoy es el de las competencias o resultados del aprendizaje. Todo esto nos llevo, no solo a evaluar si adquirió ciertos conocimientos, habilidades, destrezas o capacidades, si no también que actitudes mostró durante el proceso de aprendizaje; que valores, procedimientos y acciones estaban involucradas en este proceso. Para todo esto se empezaron a establecer instrumentos de evaluación que de alguna forma u otra pudieran determinar si los estudiantes habían aprendido ( listas de cotejo, guías de observación, índice de actitudes, cuestionarios de comprensión o asimilación de contenidos, tabla de valores promovidos o implicados en las actividades, etc. ).
En estos dos últimos semestres se han establecido en las planeaciones, las llamadas competencias genéricas, las cuales debe desarrollar el estudiante durante las actividades establecidas en las secuencias, pero todavía ni se plantean como “resultados de aprendizaje esperados” en los nuevos formatos que en nuestro plantel estamos utilizando para hacer las planeaciones.
Considero que todavía, en mi caso, existen muchas lagunas en cuanto a cómo realizar una verdadera evaluación del aprendizaje; que realmente verifique que un estudiante logro aprender, sobre todo de manera significativa; más aun, si logro los resultados de aprendizaje deseados o competencias esperadas al término de un proceso de enseñanza –aprendizaje.
Como se manifiesta en el trabajo de Xavier Vargas, al situar el aprendizaje dentro del interés del estudiante también y simultáneamente se está garantizando en alguna medida que tal aprendizaje sea significativo, lo cual entonces podríamos establecer los atributos que debería lograr, para ello y así realmente ser objetivo en su evaluación.
El evaluar el aprendizaje de manera oportuna, clara y de manera efectiva a nuestros jóvenes, nos permitirá a los docentes y a ellos mismos, a seguirse promoviendo a que participen en su propio aprendizaje, sobre todo si ya están consientes de lo que quieren y pueden aprender de manera significativa.
Alejandro Adame Murillo
Cet Mar No 11 y Preparatoria Federal Por Cooperación “Benito Juárez”
domingo, 1 de febrero de 2009
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